Obispo Hédito Espinoza visitó Quilpue
Dictó clase magistral clausura Instituto Superior de Teología
en el aula magna de la Universidad Cristiana de Chile.


¿Quién hablará por él?

Artículo escrito por el cientista político Raúl Pinto y publicado en Prensa Evangélica

 

Que tremendo predicador es el Obispo Hédito Espinoza, y que valiente. Claro, él no es un dirigente político ni busca dividendos personales, y dice lo que piensa con toda libertad como un hombre de Dios, donde tenga la oportunidad. En los últimos Tedeum, se ha destacado por su firme posición frente a las nuevas y extrañas leyes que se aprueban en el Parlamento y, ahora, porque se refirió a cierto Senador que confesó públicamente (con todo Desparpajo) que “se fumaba unos pitos de marihuana, un par de veces al mes…”. El obispo Espinoza (y el sentido común) considera que eso escapa a todas las normas y pidió que ese parlamentario renunciara al cargo. Como respuesta recibió una avalancha de críticas y ataques de sectores que lo acusan de intolerante, y etc. En tanto, los que delinquieron, tanto el proveedor como el consumidor de la droga, aparecen como inocentes víctimas de las palabras de un predicador pentecostal. Hay que tener un rostro de músculos muy fuertes cuando se ocupa un cargo público para jactarse de ser consumidor de droga, la marihuana en este caso, y luego mostrarse sorprendido por las críticas de un sector tan importante del país como es la Iglesia Evangélica. Pero lo más vergonzoso, es el espectáculo que ofrecen otros pastores y “obispos” que critican el Tedeum y a sus organizadores, bajo el argumento que éste representaría sólo a un sector del mundo evangélico (porque no están ellos en el púlpito).



Se creen con el derecho a certificar cuando dicho acto es o no representativo de la Iglesia Protestante chilena. Y por cierto, se suman junto a los sectores seculares a las críticas del obispo Espinoza. Cabe preguntarse cómo, después de muchas campañas contra las drogas y las consecuencias funestas que ellas traen para la familia, un Honorable Senador, dice muy suelto de cuerpo ser consumidor de marihuana como si eso fuera motivo de orgullo y no el comienzo de un camino a otras drogas más duras y de efectos perversos e irrecuperables para un individuo.



Esa actitud del Senador no representa el modelo que los sucesivos gobiernos, la Iglesia Cristiana y el profesorado de Chile trata de enseñar a los niños y los jóvenes en todas las escuelas del país. Tan triste como lo anterior es que no se escucharon voces en defensa del respetado Hédito Espinoza, seguro que a él no le importa, pero el resto de las Iglesias evangélicas (o los políticos amigos de la Iglesia), debieron hacer una declaración pública de apoyo a este hombre de Dios. Una vida dedicada a propagar la fe en Jesucristo como forma de vida, merece un compañerismo mejor y más solidario. Los hombres de Dios no se improvisan sino que son producto de años de oración, luchas contra otros y también consigo mismo, lectura de la Palabra y un firme compromiso con la Congregación. Si se caen, se paran otra vez, pero jamás renuncian a buscar la comunión con Aquel que los llamó al Ministerio ni a la misión que se les encomendó. No abundan y su presencia molesta más a quienes los oye y no son del mismo redil. Por lo mismo, para Chile y la Iglesia evangélica, hacen falta más hombres de la talla del Obispo Espinoza.

 

Source
http://www.radioantillanca.cl/archivos/nov2012.pdf