Night to Honor Israel

Yom Ha’atzmaut
The Night to Honor Israel

Se puede decir objetivamente que la política exterior aplicada en los últimos años fue exitosa, Chile se reinsertó en el mundo y volvió a formar parte activa de la comunidad internacional, y lo mejor de todo, al reencuentro viajó en avión propio y con dinero en los bolsillos, producto del milagroso desarrollo económico alcanzado hasta finales de la década de los ochenta y principios de los años noventa. Nuestro país, con logros económicos y credenciales democráticas, fue tan bien presentado a las naciones, que consiguió suscribir Tratados de Libre Comercio con todas las potencias del planeta.

Sin embargo, los países no se mueven solamente por intereses económicos, sobre todo, actúan motivadas por sus intereses políticos, y estos son tan fuertes y profundos, que en su consecución están dispuestos a gastar la riqueza que han acumulado, y aún, hasta endeudarse. A juicio nuestro, este es el punto que Chile no quiere o no tiene la capacidad de entender, Chile necesita socios, pero también necesita aliados, y no se puede ser aliado de todos, porque los intereses de cada cual son distintos y chocan entre sí.

De todos los bloques de intereses ideológicos, es con los que promueven los Estados Unidos de América, con los que tenemos coincidencia, sabemos que el progresismo presiona por ocupar e influir en todos los espacios en la cultura norteamericana, promovido por el partido Demócrata, sin embargo, admiramos el esfuerzo y la batalla a la que se entrega una gran parte del pueblo norteamericano para defender los valores conservadores, establecidos desde la fundación del país, y que suele denominarse Derecha Cristiana, que es la facción dominante del Partido Republicano.

Derecha cristiana es el nombre que se utiliza en los Estados Unidos para denominar a las agrupaciones evangélicas que se caracterizan por defender y promover los valores cristianos en el país, conocidos como políticas sociales conservadoras. Se trata de grupos cristianos que tratan de aplicar las enseñanzas del cristianismo a la política, para influir en la legislación y en el desarrollo social del país. Es un movimiento formado por evangélicos, pero que busca el apoyo de los católicos, judíos, mormones, y ocasionalmente laicos, que compartan los objetivos.

La derecha cristiana apoya firmemente al Estado de Israel y presiona al gobierno y Congreso americano para que lo apoyen y lo defiendan en todos los foros internacionales. La derecha cristiana ha logrado que los Estados Unidos de América apoyen a Israel hasta el punto, en que el gobierno ha llegado a declarar que para los Estados Unidos de América, la seguridad de Israel es un compromiso “sacrosanto”. Los Estados Unidos de América además de defender a Israel en todos los foros internacionales, transfieren anualmente miles de millones de dólares para fortalecer el aparato de Defensa del Estado de Israel.

“La política exterior estadounidense determina acontecimientos en todos los rincones del globo, sin embargo en ningún sitio es esto tan cierto como en Oriente Medio, una región de inestabilidad recurrente. Con tanto en juego, todos los países necesitan entender las fuerzas que dirigen la política de los Estados Unidos en Oriente Medio: “Desde la Guerra de los Seis días en 1967, el asunto principal de la política estadounidense en Oriente Medio ha sido su relación con Israel, que en términos inconfundibles consisten en, apoyar inquebrantablemente al Estado de Israel”

La oenegé Chile Cristiano comparte la teología dispensacionalista y las políticas sociales conservadoras de la Derecha Cristiana norteamericana y se empeña en promoverlas, socializarlas e institucionalizarlas en nuestro país. Y en materia de política internacional, admira especialmente las acciones de la organización “Cristianos Unidos por Israel” y se esfuerza por replicarlas en el país, desde su fundación, ha organizado cada año, la “Night To Honor Israel” en la fecha más cercana al día de la Independencia de Israel, convocando a evangélicos y también a judíos, y además promueve:

La suscripción de un Tratado de Libre Comercio con el Estado de Israel, el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel y trasladar la Embajada desde Tel Aviv a Jerusalén.